¡Suenen las campanas! ¡que se oiga el aleluya!. A mis altares ha subido otro santo. Vamos Camusito tienes espacio de sobra comparte un poco con Julio. No te preocupes Sinán que siempre te voy a rezar. Martí chico no te me pongas así ¿como que con tres ya tengo suficiente?
Desde que la llama literaria se me encendió he andado por senderos y senderos: los conocidos y los que he inventado. En mi búsqueda de inspiración leí algunas mentes pretenciosas (¿Borges?), otras algo retorcidas (Buchovsky si quieren detalles); algunas de las que emocionado tome apuntes, otras que ni tan siquiera les acabe su obra.
En ese andar el domingo pasado me topé con “Bestiario”. Hubo un par de dudas antes de decidirme, pero hay algunos autores que no leerlos es deuda que crece con el tiempo. Hora de pagar-me dije y agarré el libro. Solo tuve que pasar la portada cuando una llave de entre sus páginas a mi mano se cayó. La cogí e instintivamente la puse en la primera puerta que encontré. Al abrirla no encontré mi baño chico, el que espera a mis urgencias sino un lugar raro y fascinante. Allí la fantasía coquetea y hace el amor con la realidad y de esta extraña unión nace un mundo que no existe pero que lo siento y palpo. ¿Como me explico eso? ¿Como convenzo a mis sentidos de lo que viola las leyes naturales no pertenece a esta dimensión? No se, Pero seguiré leyendo tal vez Cortazar me tenga respuesta.
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