martes, 7 de abril de 2009

Cronicas de ViajeIII: Una mancha en BS AS


Creo que todos tenemos derecho a nuestros cinco minutos de estupidez diarios. El truco del asunto es procurar que ocurran a solas, en la oscuridad de tu cuarto. Donde no puedas hacer ni hacerte daño. Para mi lamentablemente unos cinco minutos de esos me tocaron en plena via publica, en el centro de Buenos Aires.

Esta fue una cronica pensada el día anterior para hablar de lo organizada que me pareció la ciudad, un gigantesco centro, como una gran avenida central de la mia solo que más pulcra. Una cuyos habitantes todavian no han caido bajo el influjo de un centro comercial. Todavía se puede comprar caminando por las calles disfrutando del placer de ver gente y arboles en todas partes.

Muy posiblemente todo este ambiente hizo que bajara mi instinto de conservación. Por eso, no es de extrañar que mis cinco minutos me atacaran en la calle.


—Señor, entre aquí en este bar a que le sellen este volante y mas tarde le damos descuento.


En ese momento parecía una invitación inocente. Y yo que a las 5 30 pm había terminando una entrevista de trabajo y me dirigia a mi hotel que quedaba a unas pocas cuadras me deje seducir. Entre, no era distinto a ninguno que no hubiera visto antes, no habia nada anormal o que levantase sospechas, tenia todos los visos de un negocio "decente". Le entregué mi volante al dependiente y me senté a esperar. De repente, me sirven un trago, me quedé extrañado:


—Yo no pedi nada—pensé


Aparece entonces el dependiente.


—Son cien dolares más el 50 porciento del servicio.


¿Que?, en ese momento el color se me subió a la cara. Otro dependiente fue a la puerta, no es que quisieran bloquearme mi salida por supuesto que no, tal vez era para revisar a los nuevos clientes que entraban. El enojo subía, ya no sabía como iba a terminar esto. Llegó el dueño. En mi ingenua esperanza que esto fuera una movida de sus empleados sin el saber, le conté que había pasado.


—Pagá che, pagá o llamo a la policia.

—Llamela

—¿Sos extranjero verdad? Queres que llame al comisario( "aqui menciona un nombre"), amigo mio?


Por supuesto no fue ninguna amenaza explicita, solo mencionó que yo era extranjero y que el jefe del policia del lugar era su amigo. Tal vez, estuviera mintiendo, pero soy latino y se que pasa cuando autoridades y maleantes se juntan así que me calmé y decidí no probar mi suerte ese día. Pagué y me largué.


Caminando al hotel, decidí que eso no podía quedar simplemente así: robado y extorsionado en plena luz del día, en un negocio establecido, ¡que hasta tiene volantes con su dirección! Llegué a la comisaria. Espere pacientemente mi turno y cuando llegó conté mi triste historia.


—¿Fue amenazado? ¿ agredido?

—No, la verdad que no, pero….

—Lo siento mucho, si es asi, no es algo que pueda hacer mucho por usted, esto es algo que pasa siempre, es su palabra contra el dueño del local.

—No puede ser, pero es una estafa al mínimo.

—Nada que hacer.


Y así quedó. No me duele tanto los USD 150.00 que perdí. De hecho, si me hubieran atracado a la salida del metro o quitado la cartera en un mercado por mencionar algunas de las tantas formas en que un visitante puede ser atracado en un país ajeno no hubiese molestado tanto como la forma tan impune y descarada en que terminó este episodio. Tal vez fue mi mala suerte, tal vez estaba en mis cinco minutos de estupidez y estoy seguro que me hubiera podido ocurrir en cualquier otra parte de nuestra region por lo que aquí no caben las generalizaciones y los estereotipos. Pero mi mente no deja de cavilar: algo preocupante ocurre en nuestros paises cuando los maleantes dejan los callejones oscuros y los drenajes donde pertenecen y usurpan los lugares que solo se merecen personas decentes.