domingo, 23 de agosto de 2009

De Ferias


He aprovechado estos días para ir a la Feria del libro, a conocer nuevas amistades, asistir a lanzamientos de amigos y colegas y sobre todo gastar mi presupuesto en libros, libros y libros. ¿En que momento los leeré? No se. El tomo grueso de cuentos escogidos de Horacio Quiroga comprado hace meses me mira con enojo todos los días (¿Cuando es mi turno?-me parece pregunta ya algo grosero). Pero ahí los leo todos, de seguro.

Conocí gente, escritores la mayoría, que me hicieron realizar otra vez por que los que nos dedicamos a este oficio podemos sentir la tentación de escribir solo para que otros como nosotros nos entiendan. Es rico y sabroso estar en ese club secreto donde nuestras particularidades son celebradas y discutidas. Yo pudiera quedarme en ese mundo para siempre pero no es el único que existe. Creo que el escritor debe procurar un balance entre servirse así mismo y comunicar democráticamente lo que le duele o le place a quien quiera saber.

Estuve en todos los lanzamientos/conversatorios que pude, prioritariamente los de mis estimados colegas de Letras de Fuego. De ellas tengo que destacar la de Rosemary. Hubo tal cantidad de jóvenes en su evento, que más de uno al pasar por el salón, debió haber pensado que Luis Fonsi había regresado a Panamá. El espectáculo es esperanzador, por que el que lee literatura poco a poco deja de aceptar la vida tal como esta se le presenta y comienza a preguntarse si hay otras posibilidades. Si ese es el camino que la juventud de mi país comienza a emprender, entonces todavía tenemos futuro.

También fui a un conversatorio muy especial, el de Sergio Ramirez Mercado. El habló como el revolucionario reformado que conocí en su libro “Adiós Muchachos”. A través de su ensayo “La Palabra bajo riesgo” hizo un análisis de aquellos errores que se cometieron en el pasado y los que se cometen en el presente. De la ausencia de valores en nuestra región, raíz de todos los problemas actuales: la corrupción, narcotráfico y ultimamente el ego grande de quienes enarbolan banderas gastadas, falsos profetas que proclaman el pasado como si todavía fuera futuro.

En fin ha sido una experiencia positiva y espero con ansias la próxima edición en dos años, quien sabe esa vez seré actor y no espectador.

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